martes, 5 de abril de 2011

Atún rojo, manjar mediterráneo

Las costas gaditanas encierran en sus entrañas un tesoro único en el mundo. En las aguas mediterráneas y atlánticas de este rincón del sur de la Península Ibérica se pesca el que es, sin duda, el tesoro de Cádiz: el atún rojo. Pero se hace de una forma muy especial, con la ancestral técnica de la almadraba.

Los que conocen de la excelente calidad de este pescado saben que en cada pieza del mismo se encuentra la tradición y el compromiso de decenas de pescadores que dedican su vida a este arte.

Y es que, el atún rojo de almadraba es uno de los productos más apreciados por los consumidores habituales de pescado y cada primavera, las localidades de Barbate, Conil, Zahara o Tarifa se llenan de coleccionistas dispuestos a llevarse las mejores piezas.

El espectáculo de la pesca
Para comprender la importancia de las almadrabas, hay que viajar en el tiempo hasta la Reconquista. En 1294, se concedió a Guzmán el Bueno el privilegio de explotar las almadrabas de Conil y Zahara, privilegio que heredaron los duques de Medina Sidonia.

Además, ya antes los fenicios y los romanos utilizaban este arte de pesca en la actual playa gaditana de Bolonia, en el asentamiento de Baelo Claudia.

Así, la pesca del atún rojo es más que un acontecimiento en esta zona de Andalucía. Entorno al mes de abril, los atunes rojos del Atlántico se dirigen al Mediterráneo para su reproducción. Tras esto, es el momento ideal para proceder a su pesca.

En este momento, el atún llega al Estrecho de Gibraltar bien alimentado y es el momento en el que su carne es más grasa y sabrosa.

La almadraba es un arte para la pesca del atún que consiste en situar dos barcos a cierta distancia entre los que se cala una red sujetada con una palangre en la que se recogen los peces y atunes. Gracias a que hasta que se suben al barco siguen vivos, se pueden seleccionar las mejores piezas. Entre los barcos y sobre la red, los pescadores más experimentados se dedican a escoger los atunes que pueden pesar unos 200 kilos.

Cuando los barcos almadraberos proceden a la “levantá” de las redes de los atunes, prácticamente de la misma forma que lo hacían los fenicios tres milenios atrás, las peizas se llevan a las fábricas, donde se despiezan mediante la técnica del ronqueo.

Estas capturas del atún rojo se realizan durante los meses de mayo o junio, que es el momento en el que el pescado pasa del Atlántico al Mediterráneo, o de septiembre a octubre, donde el atún rojo realiza su viaje de vuelta al océano. El pescado en primavera suele se suele utilizar más en fresco, mientras que el pescado en otoño se utiliza para la elaboración de la mojama.

Las cualidades del atún rojo
El atún es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales. Con la ventaja que es bajo en grasas saturadas, y tiene un alto contenido de Omega 3 (anti colesterol). Así, en cuanto a las vitaminas, posee la A, D y la Niacina. Dichas vitaminas son de consumo necesario en cualquier tipo de organismo, porque ayudan a regular el proceso metabólico y a fortalecer las estructuras celulares del cuerpo para evitar cualquier enfermedad nutricional y mantener un buen estado de salud.

Por otro lado, la carne de atún posee minerales como el fósforo, potasio, sodio, magnesio o hierro. En cuanto a las proteínas, este pescado tiene mayor contenido que la carne, las aves, otros pescados y el cerdo. Por eso, es considerado como uno de los alimentos que mejor forma la estructura muscular del cuerpo. Además, es fuente de nutrientes que reconstruyen y mantienen las células de la estructura corporal y celular.

Por su parte, el atún es rico en ácidos grasos insaturados, que desempeñan una labor benéfica en la prevención de enfermedades cardiovasculares; pueden ayudar a bajar la presión sanguínea en gente hipertensa.

El atún se convierte así en uno de los alimentos más completos, ya que puede pertenecer a dos de los tres grupos en que se clasifican los alimentos (reguladores, formadores y energéticos).



Fuente: Diario Digital Agrario