El sector almadrabero está intranquilo. El tiempo corre en su contra y siguen sin tener noticias del Ministerio de Medio Ambiente. Tras la reunión que mantuvieron en Sevilla con la ministra Rosa Aguilar el pasado 18 de enero mostraron cierto optimismo ante el compromiso del Gobierno Central de mantener la actividad de las almadrabas. Pero los días pasan y la incertidumbre vuelve a crecer entre los pescadores. La portavoz de la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba, Marta Crespo, señaló ayer que una de las cuestiones que más preocupan al sector es la falta de una fecha de incorporación. El año pasado, pese a los problemas de cuotas que estableció el ICAAT, la actividad comenzó el 21 de febrero, fecha para la cual falta escasamente una semana y aún así siguen sin fijar el comienzo de la campaña. A finales del mes de enero, la consejera de Agricultura y Pesca, Clara Aguilera manifestó la intención de tener cerrada la fecha de incorporación a mediados de febrero, cosa que todavía no ha sucedido.
Los almadraberos indicaron que no saben «nada» del fondo de maniobra, más allá de que se estaba negociando con otros países como Portugal o Francia, así como que tampoco saben cómo va a estar dotado el observatorio científico del Instituto Español de Oceanografía.
En el encuentro con la ministra, representantes del instituto, constaron «la necesidad y la importancia de que las almadrabas sigan como observatorio, no sólo para la continuidad de las propias almadrabas, sino para la comunidad científica». Un par de días después se dio a conocer que las almadrabas gaditanas de Tarifa, Barbate, Conil y Zahara serán durante los dos próximos años el campo de estudio científico para conocer la evolución de la especie, y determinar el estado en que se encuentra el recurso. Algo que permitirá a la pesquería mantener la actividad cuando se acabe el cupo máximo de capturas que le corresponde, y por tanto, los pescadores podrán completar sus días de cotización por temporada. Aunque de momento, según los principales implicados, no saben nada.
Fuente: La Voz de Cádiz