La carne de ganadería ecológica, criada con más libertad y alimentada sin restos de pesticidas ni transgénicos, es un alimento "de excelencia", pero poco apreciado aún por los consumidores españoles, que no están dispuestos a pagar un mayor coste y menos en tiempo de crisis.
Así lo ha señalado hoy la consejera andaluza de Agricultura y Pesca Andalucía, Clara Aguilera, durante una visita al centro de comercialización de vacuno ecológico de la Sociedad Cooperativa Andaluza Divino Salvador de Barbate (Cádiz).
Con esta visita, según la consejera, la Junta de Andalucía quiere mostrar su apoyo a iniciativas innovadoras que buscan "un valor añadido" en un sector, el ganadero, que "no atraviesa un buen momento", por la crisis general y porque el precio del cereal se ha disparado "fruto de una especulación que no tiene sentido".
La consejera ha asegurado que el gobierno andaluz quiere "hacer ver" en Europa que la ganadería ecológica "tiene un valor excepcional" y "unos costes", que "deben ser contemplados" en las políticas comunitarias para fomentar una ganadería que tiene "dificultades" para su comercio porque los consumidores "tienden a ir al producto más barato".
Esto, según la consejera, se produce más entre los consumidores españoles que entre los europeos, "más dispuestos" a pagar una diferencia de precio que, según ha dicho a Efe el gerente de la cooperativa Divino Salvador, David Suárez Martínez, se incrementa más por los costes de los intermediarios de distribución que por los de producción.
Los resultados son visibles a primera vista pues la carne ecológica tiene un color rojo más intenso, menos agua (con lo que mengua menos cuando se cocina), tiene una textura más fuerte y más sabor.
Pero también hay diferencias que no son apreciables a la vista o el gusto, porque tiene más cualidades alimentarias que las carnes que proceden de las ganaderías convencionales, porque su alimentación es ecológica.
Para ser calificado como ganadería ecológica, las terneras están mamando de sus madres hasta el destete, unos cuatro o cinco meses, en unas superficies de pasto que deben tener una hectárea y media por cada unidad de ganado, lo que hace que los animales se críen con más libertad.
A partir del destete, son conducidas a cebaderos en los que la alimentación que reciben procede de cereales y piensos ecológicos, que no tienen residuos de pesticidas ni transgénicos y viven en cuadras de unos veinticuatro metros por doce un máximo de veinte animales.
Allí viven unos cinco meses más, antes de llegar al matadero y después al consumidor.
El comercio de este ganado tiene dos destinos fundamentales, el mercado local y el internacional, fundamentalmente el alemán, según destaca el gerente de esta cooperativa que lleva unos dos años con esta iniciativa ubicada en la comarca de la Janda de Cádiz, donde existen actualmente unas 17.000 hectáreas dedicadas a pastos ecológicos que cuentan con unas 7.000 cabezas de ganado.
Fuente: Finanzas.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario