jueves, 9 de diciembre de 2010

El Joven Alonso sobrevive al olvido

El 8 de diciembre de 1813 se estrena en Viena la Séptima Sinfonía de Ludwing von Beethoven. El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX proclama el dogma de la inmaculada concepción de María. El 8 de diciembre 1863 se funda la FIFA (Federación Internacional del Fútbol Asociado). Un 8 de diciembre 1886 nació el pintor mexicano Diego Rivera. El 8 de diciembre de 1936 Anastasio Somoza, jefe de la Guardia Nacional, gana las elecciones presidenciales en Nicaragua. El 8 de diciembre de 1948 los hermanos McDonald abren un negocio de venta de hamburguesas en los EE.UU. El 8 de diciembre de 1980 Muere John Lennon: un fanático lo asesina a la salida del departamento del músico en Nueva York y un 8 de diciembre de 1987 el presidente de EE.UU., Ronald Reagan, y el máximo dirigente de la U.R.S.S., Mijail Gorbachov, firman el primer acuerdo de desmantelamiento y destrucción de misiles.

Pero este semana, el municipio de Barbate, de forma conjunta con sus vecinos de Vejer y Conil, conmemora con actos que nacen desde el corazón que un 8 de diciembre pero de 1960, un pesquero de la flota barbateña con 39 tripulantes, desaparecía en el horizonte de las tragedias para formar parte de la historia negra del sector pesquero local, esa misma historia que recoge con el mismo dolor el más reciente naufragio del Nuevo Pepita Aurora.

Por aquellos años la flota de Barbate iba y venía cargada de jureles, boquerones, caballas y sardinas tras arduas jornadas en alta mar, mirando de soslayo el margen atlántico de Marruecos, cuyo caladero, por aquel entonces, era uno de los más productivos del mundo. Esos pequeños barcos de madera, conocidos como traíñas, expertos en el cerco y la jareta, se jugaban su estructura y su flotabilidad, cruzando el Estrecho de Gibraltar cargados de los tesoros de la mar.

Una noticia comenzó a recorrer todas y cada una de las esquinas de Barbate. La madrugada del 8 de diciembre la tragedia se apoderó de cada lágrima, de cada suspiro desesperado, desde el Zapal hasta la Lonja, desde la ribera del río hasta la Breña. Una de las traíñas no regresó a puerto, uno de esos barquitos de madera no daba señales de vida, y la vida de 39 familias se derrumbaba como un castillo de naipes bajo la fuerza del levante.
Por aquellos días, en estas tierras, la miseria era una dama muy cercana y a la mar se salía aún quebrándose la mar azotada por lluvias torrenciales y vientos huracanados. Fue uno de aquellos días, a finales de 1960, cuando los vecinos en tierra no podían salir a la calle por el temporal que azotaba todo el litoral gaditano. Truenos y relámpagos y tempestades cubrían el cielo mucho antes de que comenzasen las plegarias y los rezos por los 39 marineros que aún estaban en alta mar.

Los barcos que regresaban de faenar en Marruecos cruzaban la mar enfilados, vigilantes de la traíña delantera y de la trasera… hasta que alguien dio el aviso: ¡El Joven Alonso ha desaparecido! El grueso de la flota se las vio y deseó para ponerse a salvo atracando en el aún sin inaugurar Puerto de la Albufera. Hasta allí se desplazó el pueblo, entre llantos, preguntas, rezos, consuelos, esperando a los padres, a los hermanos, a los tíos, a los hijos… esperando las malas nuevas que hablaban de un barco de 130 caballos de potencia, con 52 toneladas de peso y una eslora de 17 metros de eslora, que fue tragado por una ola como se escabulle una gota de mercurio entre los dedos.

El Joven Alonso desapareció. No dejó ni un rastro, ni un trozo de madera donde poder agarrarse, donde los sueños y las esperanzas pudieran sostenerse, flotar sobre la amargura de un adiós sin despedida, un hasta siempre húmedo.

El Joven Alonso fue tragado por la mar en zozobra, pero no hay lecho marino, profundidades, ni tumbas de salitre que impidan al pueblo de Barbate elogiar su memoria que se sobrepone al dolor. En memoria de los 39 tripulantes, en memoria de estos 50 años en los que algunas cosas han cambiado a mejor, y otras a peor, este año el pueblo volvió a homenajear a estas víctimas de la mar, víctimas de unas condiciones paupérrimas de trabajo, pero no del olvido.

Por la memoria y contra el olvido, el martes, 7 de diciembre, el Salón de Actos del Centro Social José Antonio Conejo Martínez acogió el acto flamenco-literario La Mar de Joven-a a cargo del Grupo Volaverunt. Por la memoria, contra el olvido, este pasado miércoles, día 8 de diciembre, se celebró una Santa Misa en la Parroquia de San Paulino en recuerdo de los desaparecidos en el naufragio. Tras la misma, en el Puerto Pesquero se inauguraba un monolito en honor al Joven Alonso y en recuerdo extensivo de todas las personas que han perdido su vida en la mar. El acto concluyó con una ofrenda floral.

“Como alcalde siento que tenemos una deuda con estas personas, y con todos los fallecidos y desaparecidos en el mar, y por ello me sumo al respeto y el sentimiento de recuerdo que en estos días que se cumplen 50 años, se hace aún más patente”, explicaba Rafael Quirós, alcalde de Barbate, quien agradeció la iniciativa para realizar este homenaje a la Peña Cultural Flamenca ‘Niño Barbate’, la colaboración de Asiquipu, el Centro Social Ntra. Sra. del Carmen, a Francisco Domínguez, además de a Fernando Rivera y Juan Manuel Daza por la cesión de la única foto que existe del Joven Alonso para esta conmemoración.

A estos actos acudieron representantes políticos y del sector pesquero, así como familiares de Barbate, Vejer y Conil. Y es que de los 39 fallecidos, 11 eran de Conil, 6 de Vejer de la Frontera, 1 de Cartaya y 21 de Barbate.

Fuente: Andalucía Información

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